El 3 de septiembre de 1791,
fue aprobada la primera Constitución de la historia de Francia. Una nueva
organización judicial dio características temporales a todos los magistrados y
total independencia de la Corona. Al rey sólo le quedó el poder ejecutivo y el
derecho de vetar las leyes aprobadas por la Asamblea Legislativa. La asamblea,
por su parte, eliminó todas las barreras comerciales y suprimió las antiguas
corporaciones mercantiles y los gremios; en adelante, los individuos que
quisieran desarrollar prácticas comerciales necesitarían una licencia, y se abolió
el derecho a la huelga.
Aun cuando existía una fuerte
corriente política que favorecía la monarquía constitucional, al final venció
la tesis de mantener al rey como una figura decorativa. Jacques Pierre Brissot
introdujo una petición insistiendo en que, a los ojos del pueblo, Luis XVI
había sido depuesto por el hecho de su huida. Una inmensa multitud se congregó
en el Campo de Marte para firmar dicha petición. Georges Danton y Camille
Desmoulins pronunciaron discursos exaltados. La Asamblea pidió a las
autoridades municipales guardar el orden. Bajo el mando de La Fayette, la
Guardia Nacional se enfrentó a la multitud. Al principio, tras recibir una
oleada de piedras, los soldados respondieron disparando al aire; dado que la
multitud no cedía, Lafayette ordenó disparar a los manifestantes, ocasionando
más de 50 muertos.
Tras esta masacre, las
autoridades cerraron varios clubes políticos, así como varios periódicos
radicales como el que editaba Jean-Paul Marat. Danton se fugó a Inglaterra y
Desmoulins y Marat permanecieron escondidos.
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