Uno de los acontecimientos
con mayor alcance histórico de la revolución fue la declaración de los derechos
del hombre y del ciudadano. En su doble vertiente, moral (derechos naturales
inalienables) y política (condiciones necesarias para el ejercicio de los
derechos naturales e individuales), condiciona la aparición de un nuevo modelo
de Estado, el de los ciudadanos, el Estado de Derecho, democrático y nacional.
Aunque la primera vez que se proclamaron solemnemente los derechos del hombre
fue en los Estados Unidos (Declaración de Derechos de Virginia en 1776 y
Constitución de los Estados Unidos en 1787), la revolución de los derechos
humanos es un fenómeno puramente europeo. Será la Declaración de Derechos del
Hombre y del Ciudadano francesa de 1789 la que sirva de base e inspiración a
todas las declaraciones tanto del siglo XIX como del siglo XX.
El distinto alcance de ambas
declaraciones es debido tanto a cuestiones de forma como de fondo. La
declaración francesa es indiferente a las circunstancias en que nace y añade a
los derechos naturales, los derechos del ciudadano. Pero sobre todo, es un
texto atemporal, único, separado del texto constitucional y, por tanto, con un
carácter universal, a lo que hay que añadir la brevedad, claridad y sencillez
del lenguaje. De ahí su trascendencia y éxito tanto en Francia como en Europa y
el mundo occidental en su conjunto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario